El Dragón de Mondradon
Amigo lector; hace unos días murió una gran mujer Doña Margarita Velázquez Quintanar, una mujer quién fue mi suegra, tuvo 4 hijos pero solo hablaré de dos de ellas la primera Soledad Ugalde Velázquez quién dejo huella y trascendió en el IMSS por ser un gran ser humano trabajando como enfermera con un extraordinario corazón ( conocida cómo Sol o Solecito QEPD, ella falleció hace 10 años se fue de esta vida terrenal, la que fuera mi compañera de vida) también hablaré de Inés es muy importante en este momento, y formaremos nuestra propia opinión por ser la más chica de estos cuatro hermanos, mujer quién nunca se separó de su amada madre Margarita, junto con mi tocayo su esposo Carlos Guzmán apoyándola en todo momento, Inés Ugalde Velázquez es una mujer muy trabajadora, además una valiosa catedrática de la Benemérita Normal de San Juan del Río, dos hijas ejemplares qué dieron su tiempo, gran parte de su vida y atención a su madre, cada una en diferente momento cuidaron y le dieron atención de calidad además de una vida digna durante largos años a Doña Margarita cuando sufrió su primera factura en la cadera hace 14 años de esta vinieron otras más y complicaciones para su cuidado (QEPD Doña Margarita quién falleciera el 15 de febrero de este año)... Para mí, persona que presencié todos los cuidados y atenciones puedo expresar que dos mujeres e hijas ejemplares de esta familia a quienes aplaudo su entrega, acción, compromiso y humanismo con su madre pero esto es otra historia... Y porque le comento esto amigo mío, ahí le va y despepitare lo que me sucedió hace un par de días; en dónde me encontré a varios amigos adultos mayores en diferentes zonas de San Juan del Río y me pareció importante compartir con usted esta experiencia que me sacudió, además que me lleno de tristeza al tener una muy nutrida platica con ellos… Como todos sabemos cuando uno llega a la edad adulta y se etiqueta a estos adultos con palabras tan gentiles como: “ADULTOS MAYORES, PERSONAS DE LA TERCERA EDAD, ABUELITOS, GENTE MAYOR Y/O PERSONAS ADULTAS”… En donde gracias a estas palabras tan sutiles, se crea de una manera psicológica un rechazo natural o bloqueo generacional e incluso una exclusión de lo que estas personas nos podrían aportar y abonar con su experiencia en nuestras vidas y más aun cuando cada día, nos volvemos una sociedad más mecanizada, con avances tecnológicos más sofisticados y por lo tanto menos sensibles al contacto humano e indiferente “POR LO CUAL LOS HACEMOS A UN LADO DE NUESTRAS VIDAS MAS RÁPIDAMENTE, SIN PENSAR EN LO QUE SIENTEN ELLOS”… Hoy por hoy, solo estamos distraídos y ocupados en lo que nos permite tener un mayor ingreso, dejando atrás a estas personas que nos dieron lo más importante: ¡La vida, su tiempo, su atención, su amor y su ternura incondicional!... Pareciera que para muchos hijos aquí empieza el desinterés, el olvido, el abandono, la soledad, manejándolos como si fueran un mueble, un objeto o una herramienta más de nuestro hogar dentro de nuestras vidas”… Esto puede ser lo de menos amigo mío ¡Porque puede pasar algo peor!... Como ejemplo comento lo siguiente: Si vivimos lejos o retirados de ellos justificamos nuestra obligación de esta manera, para ya no preocuparnos por ellos, ponemos como pretexto la distancia en la que vivimos e incluso aquellos que viven cerca no los visitan por sus múltiples compromisos y/o ocupaciones con su propia familia, también algunos se atreven a mencionar que ellos no tienen dinero para dar el apoyo a la que fuera su madre o padre ¿Cómo le quedo el amigo lector? ¡Seguramente cuadrado!… Pero; ¿A caso nuestros padres, no son también nuestra familia y responsabilidad o pasan a otro término, en el momento que formamos la nuestra propia familia y de ese modo los desechamos?... Que buen pretexto para no preocuparnos para apoyarlos económicamente ¿No cree usted amigo lector? dejándolo al hijo o hija que; “Según ellos tiene recursos” pues ¿que los otros no son sus hijos también y no debieran tener compromiso? “Al menos moral” de estar al pendiente del hermano o hermana que es proveedor y que sí, puede apoyar económicamente a su padre o madre y sumarse al menos de la atención y cuidados, por desgracia me dicen esas personas adultas con las que platique que algunos hijos les vale sorbete y otros son unos santos... Apoco usted amigo mío o yo ¿No tenemos una obligación moral con nuestros padres?... ¿Para que preocuparnos? Dirían otros; “En fin que ellos ya vivieron, ya disfrutaron, ya hicieron su vida, ya no necesitan nada, ellos viven con muy poco dinero, además ya son adultos, ya están viejos y mejor que los cuide aquel o aquella que tiene dinero y tiempo hermano o hermana que tiene vuelvo a decir ¿según? Menos compromisos que los otros hermanos o hermanas… Como diría mi abuelita hijito: “ Esas son tiznaderas, en la viña del señor Carlitos existen hijos e hijas pródigos y mendigos, pero que si hubiera herencia se convierten en aves de rapiña y que mejor Dios los perdone, ya que no podrán con el cargo de conciencia cuando su padre o madre hayan fallecido y quieran llenarla de flores en el panteón”.... Gran parte de estas palabras fueron expresadas por varios adultos mayores en la plática que sostuve con ellos, algunos con lagrimas en los ojos y con la voz cortada… Pero lo más triste para mí fue ver, que se encontraban todavía buscando una manera de subsistir, trabajando dignamente de empacadores con cubre bocas en Soriana o en alguna de las tiendas a pesar del covid-19 o incluso vendiendo algo para no molestar a sus hijos, volverse independientes, productivos pero sobre todo no ser una carga para esos ingratos… Algunos me decían con mucha melancolía, “No he visto a mis hijos desde hace varios días e incluso meses o años, como ya no les importo, ya no les sirvo, ya no soy tan productivo, no me quieren ver cerca de su familia y además tengo que trabajar para comer”… Pero eso sí; ¡Solo cuando tienen algún problema me buscan, se acuerdan que tienen padre o madre, solo cuando no tienen con quien dejar a sus propios hijos me llaman o cuando necesitan dinero se acercan!... Es duro aceptarlo pero existen hijos ingratos que se olvidan de uno... ¿No crees Carlos?... Estos son algunos de los comentarios que recogí, en donde cabria esta otra pregunta: ¿DÓNDE QUEDA LA OBLIGACIÓN DE LOS HIJOS?... Una gran reflexión tendríamos que hacer todos y cada uno de nosotros, cuando lleguemos a la edad, de los que hoy son llamados adultos mayores… ¿Correremos la misma suerte? o simplemente seguiremos con esa filosofía que comúnmente escuchamos; ¡Así es la ley de la vida, los hijos crecen y se van!... “NO QUEDA MÁS QUE RESIGNARNOS, AGUANTAR Y ASEGURAR NUESTRA VIDA ADULTA, PARA NO SER UNA CARGA Y/O UN MUEBLE MÁS, EN LA VIDA DE NUESTROS HIJOS”… ¿No cree Usted amigo lector?... |