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La Yegua

LA YEGUA
Por: Dr. Eugenio Medina Ramírez

En una calorífica sala de cirugía donde estábamos sudando copiosamente, médicos y enfermeras, para variar hice una incómoda pregunta, y pregunté si sabían de alguien, algún varón,  a quien la yegua le quedara grande.

¡A todos! Fue la convencida respuesta de Elena.

No somos una cultura a quien le guste la verdad, pero como a mí me encanta, ni se diga en su cínica versión, atiendan lo que sigue. Los machismos son la muestra más burda, tosca y bestial de lo que son algunos, acá les dicen cabrones. Ya lo saben, pero lo reitero: “El borrego es agachón, el chivo hasta cierto punto, pero éste sí, es todo junto: borrego, chivo y cabrón.”

Muchos varones suponen que las maneras suaves, amables o acariciantes son propias de los débiles, los mandilones y otras vergonzosas decadencias, todas ellas mariconas muestras del machismo. Se sienten hombres gritando y proclamando que son ellos los que mandan. Cuando me han cuestionado al caso, siempre respondo que en mi casa manda el orden y yo soy un caos, silencio. Estamos tan en la calle de valores que hasta el sagrado concepto madre, de este arrodillado matriarcado, pues otra cosa no es, entró en franca decadencia. Por ello cuando al paisano le quieren dar en lo que realmente le duele, le mientan la madre, pues fuera de ella todo es, casi basura.

¿Qué es para el varón su novia, su esposa o compañera? Primero la siente de su propiedad pues no sólo se casó, dice y lo asegura solemne que la compró. Pues todo le salió a precio de oro. Espera mucho de ella sin darle casi nada. Sabe usted ¿cuántos y cuántas yacen arrepentidos del matrimonio? Y yo me pregunto, pues qué precisamente esperaban. Hombre, pues siendo el varón lo que es, un ente de sexo, su cabeza no piensa como debería, piensa con el pájaro y con su arma supone gozar en un aquelarre precioso. Ese dizque pensar le hace suponer que ellas son simplemente nachas. Y que  deben tomar apresuradas, la decisión de entrarle al sexo para gozar plena y realmente de la vida. Pero, no sucede; por ello los machos acuñaron eso que asegura: “hembra que no le entra a eso, es hombre.” De ese burdo calibre el pensar del pájaro.

Conceptos que revelan una ignorancia absoluta acerca de las hembras. No se crea que ellas saben mucho de nosotros.

Al inicio aquella le entra y luego ya no sabe cómo salir de aquello. ¿Qué pasó y sigue pasando? ¿Por cuál razón aquel enfriamiento, aquel refrigerado desprecio y aquellas ausentes ganas de besarlo y no lograr amarse como se había soñado?

Después de unos tres meses, en algunos casos el tiempo es menor, la relación conyugal  se ha enfriado, las ganas en ella no existen, pero  lo aguanta y tolera para que no se ponga como fiera. Aquel tiene urgencia por deshacerse de su carga seminal y aquella, ganas no tiene, ni mínimas. Y por eso cuando acepta hacerlo, lo hace con tanta tibieza y escasos entusiasmos. Aquel se siente rechazado, despreciado. No sabe que el desprecio se lo ha ganado.

Se han acuñado frases como frigidez, anorgasmia incluso dolor durante la relación o dispareunia o casos más severos como el vaginismo. Si el pájaro tuviera un sensor térmico, el varón podría enterrarse cuando aquella yace ardiendo y cuando es un hielo. Las nalgas frías, mil perdones es un parámetro, casi mundial. Pero si usted aprende tres cosas: 1.- A hacer plata-. 2.- A amar y 3.- A fornicar como a ellas les encanta, ya estamos en el primer paso para cambiar el mundo, pues cambiará maravillosamente su vida, la de su compañera y por supuesto que la de los hijos y nietos.

La sexualidad la acomete el varón como se lo comanda la testosterona. Mucho placer espasmódico para él. ¿Y para ella? Casi nada, ah y  que muy pronto se preñe. La varonil conducta y lo que tarda su automática en tirar y rafaguear, ni siete minutos,  eso a la hembra no le sirve absolutamente para nada. Ni sube su temperatura ni prende el piloto. Pensar en un orgasmo, pues ni madres, es una delirante e inalcanzable condición para casi todas ellas.

El sentir femenino, pese a disponer de nueve orificios receptores y dos y medio metros  de sensible piel, es muy escaso, no se parece en casi nada al brusco y efímero sentir masculino.

La hembra es por naturaleza un ente de amor. El varón es un ente sexuado.

Hacer la más rica y feliz ensalada con tales calientes ingredientes es una tarea posible y hasta fácil para casi todos. Lo realmente asombroso son los resultados. ¿Qué varón  le tiene temores a su yegua cuando viene impetuosa y con los ojos encendidos a fornicárselo, quién ha sido fornicado por una hembra? A poco hay un varón que conozca a una hembra muy sobreactuada al erótico caso.

Aquella tiene su primera comunión con la carne. ¿Quién le ha dicho algo al ansiado caso, su madre, su tía, su padre, una hermana quién? A poco los hijos esperan quererse con la misma frialdad con la que sus padres se abrazan y se besan, si es que lo hacen. Yo creo que no, pero nadie les dice que no hagan como sus padres y abuelos hicieron, el clásico fracaso.

Ella le entra con ciertos recelos y temores. Luego queda, o desmayada o con ganas de vomitar, aquel quedó plenamente satisfecho y yace hasta roncando ruidosamente, por arriba y por abajo. En cambio ella no alcanzó ni a subir temperatura. Qué pensó este cretino que ella era cual microondas  o como los autos nuevos que los encienden temprano y te arrancas sin calentarlos. Qué acaso aquel no sabe que ella es como los comales, que necesitan de un buen rato para calentarse. No, lo ignora y poco le importa saberlo.

No sabe que desde esa infame hora él, aquel está sembrado el femenino desprecio.

Suponer que por ser la primera vez, las demás serán infinitamente mejores, es otro sueño guajiro, pues lamentablemente vuelve a suceder y a suceder y a suceder lo mismo. Aquel todo lo goza y ella ni al menos es decente o indecentemente calentada.

Brota maligna la  muerte del amor y nace virulento el odio, hacia aquel cretino egoísta con todo para él y para ella, menos que nada. Cuando le habla amorosamente, aquel ni la escucha ni la entiende. ¿Cómo es posible que no sientas nada? Al tiempo que grita y manotea. Como en estos sexofobos ambientes del tema no se habla, no mejora la infeliz vida de las hembras. Algunas van con el psicólogo, pero tal, se encuentra en la misma infame condición: fumando, despreciado, solitario, divorciado y padeciendo lo que hace padecer la soledad, pues a eso conduce el abandono.

Algunas sufridas hembras, aguantan. Padecen una relación donde ella casi nada hace, poco se mueve y ni al menos finge un quejido placentero. Eso le hace sentir a aquel, el poco interés de aquella. Luego adviene la pesada carga de los hijos y por si fuera poco, a cargar con la pobreza y todos sus penosos dramas.

Lo que aquel esperaba fue un sueño. Las ganas y los apetitos que hace poco tanto lo excitaban, ya no existen. Ni quiere, ni acepta ni le pone al menos un dejo de entusiasmo, ninguno de los participantes.  Esa conducta de las hembras es la respuesta lógica y natural a la ignorancia y egoísmo de amor y del sexo de los varones, y también ignorancia de ellas.

Las complicaciones, si no se divorcian, empeoran. Aquella encuentra el placer que necesita en la comida y se transforma en una fábrica, de grasa y adipositos. Notando que  entre más fea,  deforme, inmóvil y pesada y enferma, menos la molestan al sexuado caso. Vea la tan pesada plaga de obesas y panzones que tenemos.

Este mundo ha caído en el caos, en la ausencia de valores y en un total desorden por que hasta hace unos 35 años, papá era competente para sufragar los gastos, en casa teníamos madre. Ahora como papá incompetente económicamente, mamá sale a trabajar y nos quedamos  y se quedan los infantes en el pleno e infame desmadre.

Lo que hay para todo el infelizaje es la conducta ruda, solitaria e infeliz.

Dónde alguien habla o puede hablar sobre la felicidad. Ya ni en los inocentes cuentos. Todo ese enorme infelizaje no le tiene amor a nada ni a ellos mismos- Van convencidos a dañarse a destruirse y hasta matarse con el alcohol, el tabaco la obesidad y las drogas. Llenan sus enormes vacios del alma con todo eso.

Para remediar todo eso drama mundial, consiga alguno de mis documentos: Las llaves tomo I y tomo II.    O “Las mejores, las nalgas felices.”


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Preguntas al Vendedor - sanjuanense.com

 

Grecia

11/06/2011  09:25

Que bueno Dr. que hable de este tema, me gustaria mucho que todos los hombres lo lean para que entiendan lo que muchas de nosotras no decimos, y asi como dice UD. que todos estuvieramos felices y mejor comprendidos.

Felicidades y espero que siga participando en esta pagina que no conocia pero que de hoy en adenate seguire visitando.
R:


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